Quedamos un domingo de otoño , después de varios meses de la boda.
Días antes Laura estaba nerviosa, y me había preguntado mil cosas sobre como ir maquillada, como llevar el pelo, o que zapatos ponerse. Cuando empezamos a hablar comprendí su indecisión. Estaba emocionadísima, tanto que nos contagio a los demás. Ponerse de nuevo ese vestido, su vestido, era para ella algo muy especial.
Hèctor la miraba y sonreía. Más tímido y comedido pero igual de emocionado. No dejaba de mirarla y sonreir. No podía evitar mostrar que estaba enamorado de su esposa.
Nosotras solo hicimos más que disparar nuestras cámaras, ellos ya sabían el guión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario